La presidenta de México, Claudia Sheinbaum dio a conocer que, en los próximos días, el Canciller Juan Ramón de la Fuente se reunirá con el Embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar para abordar algunos temas de seguimiento que se estaban llevando al cierre del gobierno anterior.
Cabe recordar que Andrés Manuel López Obrador informó que habría un distanciamiento con los embajadores de EUA y Canadá por sus opiniones respecto a los riesgos que ocasionaría la reforma al Poder Judicial.
Sin embargo, Ken Salazar acudió a la toma de protesta de Sheinbaum y ella, el pasado fin de semana, reveló que tuvo una llamada con el presidente estadounidense Joe Biden, “en la que abordamos la cooperación bilateral en materia económica, cultural y comercial”.
La relación comercial de México con el mundo ha permitido que nuestro país tenga un desarrollo sostenido en los últimos 40 años. En especial, en la región de Norteamérica, el Tratado entre México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) juega un papel fundamental en dicha integración.
El desarrollo económico de México está integrado a las cadenas de suministro marcado por cuatro grandes pilares: exportaciones, remesas, inversión extranjera directa y creación de empleo.
En materia de exportaciones, el 84% de estas tienen como destino Estados Unidos (Balanza Comercial Oportuna enero – julio 2024, INEGI); el 96% de las remesas que reciben los hogares en México provienen de Estados Unidos (Ingresos por remesas enero – junio 2024, Banxico); el 44% de la IED en México proviene de EUA y 8% de Canadá (IED al 2º trimestre 2024, Secretaría de Economía) y finalmente en cuestión de empleo, casi un cuarto de la población ocupada en México (14.6 millones de personas) está vinculada a sectores asociados a la integración comercial, como la manufactura, el comercio al por mayor, los servicios y el transporte y almacenamiento (ENOE 1er trimestre 2024, INEGI).
México sigue siendo el principal socio comercial de Estados Unidos. Su cercanía y mas de 3,000 kilómetros de frontera con un intercambio de 1 millón de dólares por minuto dejan claro el potencial de la relación que entrará en un nuevo capítulo en 2025.
Será el 20 de enero la fecha clave donde se prevé que haya un nuevo giro en la relación de Estados Unidos con México, pues será cuando llegue un nuevo presidente o presidenta y con ello termine la política de apaciguamiento establecida por Joe Biden y el silencioso intercambio de contención migratoria a cambio de involucrarse en la lucha contra los cárteles del narcotráfico y el crimen organizado.
Poco se sabe de la posición de Kamala Harris respecto a México. Recién ganó Sheinbaum la elección, la vicepresidenta y candidata demócrata se comunicó telefónicamente y además de las felicitaciones protocolarias correspondientes, Harris vislumbró algunos temas que estarían en su agenda, tales como temas migratorios, laborales, medioambientales, energéticos y cooperación bilateral.
Del otro lado, para nadie es un secreto las posturas radicales de Donald Trump, que en mucho tiene que ver frases estridentes en busca de votos.
Analistas e internacionalistas han coincidido que, con Trump, México recibirá presiones, imposiciones y amenazas enfocadas en temáticas como las conocidas ‘redadas’, la separación de familias y deportaciones, así como la afirmación de que México debe servir como espacio de detención y deportación de los migrantes que pasan por su territorio.
Pero ¿qué podría significar el regreso de Trump para el T-MEC? El T-MEC ha sido clave en las relaciones comerciales de América del Norte desde que entró en vigor en 2020. Sin embargo, la posibilidad de que Donald Trump regrese a la Casa Blanca en 2024 ha generado inquietud sobre el futuro de este acuerdo. La retórica y las políticas comerciales nacionalistas de Trump indican que su reelección podría amenazar la estabilidad del T-MEC, creando un ambiente de incertidumbre y desafíos para México.
La posible reelección de Trump en 2024 es relevante en estos momentos para México, pues la primera revisión del T-MEC está prevista para 2026 y bien podría ser usada por este como herramienta política so pretexto de tener una revisión más agresiva, en particular con sectores clave como el automotriz, donde ha amenazado con aranceles de hasta el 200% a vehículos eléctricos fabricados en México por empresas chinas.
La retórica de Trump se ha enfocado en tres propuestas principales: imponer aranceles del 60% al 100% a importaciones chinas y del 10% a otros países, incluido México; establecer aranceles del 100% al 200% a los autos chinos fabricados en México; reducir los impuestos corporativos en EUA del 21% al 15%, lo que podría desincentivar la IED en México.
El T-MEC y su estabilidad es vital para los 3 países, sin embargo, la posible llegada de Trump podría alterar ese equilibrio. Además, hay que sumar un nuevo foco de tensión ante la creciente relación comercial entre México y China, pues, el candidato republicano ha expresado su preocupación por la inversión china en México, especialmente en el sector automotriz. Este escenario no solo afectaría al comercio bilateral, sino que generaría repercusiones en las cadenas de suministro regionales y globales.
En el escenario meramente financiero, si Trump llega y aplica sus políticas comerciales proteccionistas, se podría ver mayor volatilidad en el tipo de cambio, complicando la inflación, subiendo costos de importación y exportación, disminuyendo la demanda de productos y causando escasez de mano de obra en industrias clave.
Frente a este panorama, el incipiente gobierno de Claudia Sheinbaum debe prepararse para afrontar posibles desafíos en la revisión del T-MEC y para ello, Marcelo Ebrard y la Secretaría de Economía desempeñarán un papel fundamental en ese proceso, desarrollando una estrategia sólida para salvaguardar los intereses comerciales del país, fortaleciendo el mercado interno y diversificado las relaciones comerciales con otros países, disminuyendo así la dependencia de Estados Unidos.
Para todo esto también es necesario continuar promoviendo reformas internas que refuercen la competitividad del país en el mercado global, facilitando el intercambio de bienes y servicios, beneficiando a millones de personas y fomentando un crecimiento sostenible a largo plazo.